Sabores en el tren presidencial El Olivo
Años
de lucha, de revolución y revueltas cristeras, acontecimientos que marcaron
a México, pero la modernidad no se quedo atrás y Plutarco Elías Calles,
entonces presidente de la República en 1924, decide mandar hacer un tren
presidencial, con alta tecnología de la época, la cual se reflejaba en cada uno
de sus detalles, pero en especial en la cocina perfectamente bien equipada,
donde ya se contaba con una estufa
importada de Estados Unidos.
Más
tarde se equipo de dos estufas, dos grandes hornos de leña, dos lavaderos de
trastes, tanques de agua caliente en el techo y llaves de vapor, donde se
llegaron a servir al día 400 comidas para oficiales de tropa.
La
elegancia y el arte nouveau no faltaron, la ostentosidad era visible desde la
entrada al primer vagón. En el segundo vagón estaba el comedor para catorce
personas, donde meseros con filipinas y guantes blancos servían la comida en
vajillas de oro y plata.
Cada
plato, tazas y soperas de fina porcelana, fueron fabricados de forma
industrial, diseñada con formas estéticas y la utilización de ornamentaciones
clásicas. Estas dos características ubican a las piezas dentro del estilo de
art nouveau, que surge a finales del siglo XIX y se proyecta en el siglo XX.
En
el vagón RM5, se encontraba un comedor para 40 personas, era de estilo
afrancesado, labrado de maderas preciosas y con un bello trabajo de marquetería
en los pisos.
Durante
el periodo en que surge el tren El Olivo, surge la ensalada Cesar y las estufas
de gas, por lo que los gustos gastronómicos rondaban los vagones de tan famoso tren.
En la ciudad de México brillaban los restaurantes como; El Tívoli de Elíseo, El
Café Colón, Bazar, La Bombilla, La Ópera, Prendes y La Hostería de Santo
Domingo, con especialidades de corte internacional, que tal vez en su momento
se llevaron a aromatizar los vagones de El Olivo.
Los
menús constaban de aves como el pato, la codorniz y el faisán, acompañados de
sutiles purés de frutas, todo esto con un maridaje de los mejores vinos franceses.
La cocina del tren estaba equipada con un refrigerador grande, para la
conservación de algunos tipos de carnes rojas o aves.
Durante
sus recorridos se dieron una serie de manifestaciones, ya que causaba al pueblo
mucho lujo presidencial, tal vez en una de sus vueltas el chef Manolo del
Valle, chef del Hotel Regis y el más destacado de la época, llego a cocinar
para el mandatario.
Parte
de la vajilla que se encontraba en su interior, eran charolas de plata, las
cuales eran servidas con una gran variedad de jamones, canapés de caviar,
salmón, angulas, anchoas, trufas y aceitunas de alta calidad que llegaban del
viejo mundo.
Más
tarde durante el periodo presidencial de Adolfo Ruiz Cortines se construyó el
RM7, que sirvió como comedor de la tropa, otro de los presidentes que gozó de
El Olivo y el que más lo usó fue el General Lázaro Cárdenas del Río.
Su último viaje fue el 15 de septiembre de 1960 cuando
llevó al presidente Adolfo López Mateos a Dolores Hidalgo, para la celebración
del 150 aniversario de la Independencia de México.
Recordar
El Olivo es regresar a épocas de grandes acontecimientos para México, de
tratados para la nación, pero sobre todo de una época de cambios, de arte, del
muralismo en México, del surgimiento de varios electrodomésticos y sobre todo
de sutiles sabores como el caviar y la ensalada Cesar.
Puedes visitar El Tren el Olivo en el AIFA (Aeropuerto Internacional "Felipe Ángeles").
Puedes visitar El Tren el Olivo en el AIFA (Aeropuerto Internacional "Felipe Ángeles").
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