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Mujeres, cocina y literatura

Letras, sabores, lágrimas y amores, son parte del entorno de una cocina, lugar que ha sido un tema importante en las letras mexicanas

  


La cocina y la literatura siempre han estado ligadas, ya que son espacios que guardan historias llenas de sabor y en ocasiones de sufrimiento. Rosario Castellanos en su cuento La cocina, rememora el resplandor que ésta provoca para sacar del hastío a la recién casada.

En uno de los fragmentos del cuento La recién casada alinea espíritus protectores, que resguardan una infinidad de especies y especias que se concilian en las páginas de los recetarios, donde se encuentran la suculencia y el ritmo de preparación. Para la autora la cocina es el lugar propio de lo femenino desde el principio de los tiempos, convertido en un espacio universal.


En Como Agua para Chocolate, Laura Esquivel da muestra de que la mujer debe ser educada para todas las labores de la cocina, muestra de ello es el personaje de Tita, quien al amparo de la cocina va tejiendo un mundo de sabores y sin sabores.

Para Tita, la cocina representa un espacio donde puede dejar sus emociones, ya que la cebolla es sinónimo de lágrimas; las tortas de Navidad, el roce accidental con el amor no permitido, el pastel “Chabela”, el imposible matrimonio; las codornices en pétalos de rosas, la seducción; el mole de guajolote con almendra y ajonjolí, el anuncio de la cercanía; el chorizo norteño, el acercamiento familiar; el caldo de colita de res, la esperanza, el champandongo, el compromiso; el chocolate y rosca de reyes, la maledicencia; los frijoles gordos con chiles a la Tezcuana, el rompimiento; los chiles en nogada, el reencuentro.


Guadalupe Pérez San Vicente, brillante investigadora de las artes culinarias. Con la licenciatura en Filosofía, así como una maestría en la Facultad de Filosofías y Letras y Doctorado en Ciencias Históricas en la misma institución. Más tarde realizó estudios de posgrado en el Archivo General de la Nación sobre Paleografía, organización de archivos históricos, bibliografía e historiografía y en el Archivo General de Indias en Sevilla en la década de 1950.

La doctora tomó clases con el Chef Sarrau, también fue la cofundadora del Colegio de Gastronomía de la Universidad del Claustro de Sor Juana, entre otras instituciones. Entre sus libros ésta una completa recopilación de tamales, un libro editado por la Dirección General de Culturas Populares de Conaculta.

Defendió y divulgo los platillos mexicanos en conferencias, clases y escritos. No en vano llegó a afirmar: " Como parte de mi razón cultural, considero que la Gastronomía Mexicana es una expresión cultural que merece ser analizada y estudiada, así podremos valorarla en su cabal contenido y significado. Este sigue siendo mi sustento".




La escritora Mónica Lavín es otra de las mujeres que ha destacado por su gran investigación en la gastronomía. Café cortado, es una de sus obras que transporta al lector a las haciendas del Soconusco, en el estado de Chiapas, donde muestra las costumbres de vida y gastronómicas de la época, así como el relato de historias de seducción por tan agradable bebida.

Mónica Lavín también se adentró a las cocinas conventuales, con Sor Juana en la Cocina, obra que describe la pasión y los sabores de la décima musa. De forma literaria Mónica Lavín muestra en sus escritos la vida conventual y hace una bella descripción de cada  platillo. 

Para varias mujeres la cocina es y será un encuentro con su historia, sabores y sin sabores de la vida cotidiana y para las que están inmiscuidas dentro de la gastronomía, la cocina representa retos y metas que realizar.

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