Semillas de calabaza, legendario ingrediente y rica golosina
Tostaditas, con cáscara, peladas, o con caramelo, las
pepitas de calabaza han estado presentes desde la época prehispánica en la
cocina mexicana y es una de las golosinas que se disfrutan a cualquier hora del
día.
Ricas semillas que dan un toque especial a la cocina
mexicana, ya en sus relatos de Fray Bernardino de Sahagún menciona algunas
comidas donde se incluían estas peculiares semillas, “Hay un guiso de gallina, hecha de chile bermejo, con tomates y pepitas
de calabaza molidas, a este manjar le llaman pipián”. Una de las comidas
que nombra el cronista es la de peces pardos, hecha con chile bermejo, tomates
y pepitas de calabaza molidas.
Otro de los platillos prehispánicos eran los camarones
con chiltécpitl, tomates y pepitas de calabaza molidas. Sahagún narra que
comían ciertos tipos de potajes, uno de bledos (hojas silvestres), cocidos con
chile amarillo, tomates y pepitas de calabaza; tamales de bledos guisados con
chile amarillo, tomates y pepitas de calabaza. En Yucatán, las pasta de
semillas de calabaza, sikil, se empleaba y se aún hoy en muchos platillos.
Durante la época prehispánica en los mercados se ofrecían
pepitas de calabaza de diversas especies, bien tostadas o envueltas con alguna
masa mezclada con sal. Actualmente en los parques se encuentran señoras con
grandes comales tostando pepitas o señores con pequeñas canastas donde traen
una gran variedad de ellas.
Las pepitas de calabaza siguen formando parte de la gastronomía
nacional, presente en el pipián, mole, como el verde, en una gran variedad de
postres, palanquetas y dulces como las pepitorias, jamoncillos, palanquetas y
en las famosas gorditas de calabaza de Santa Clara, que elaboran en Puebla.
En el área de Jalapa, Veracruz, se vende una semilla muy
grande a la que se le llama pipián, la cual se utiliza para hacer ese guiso; la
calabaza que la produce se llama calabaza pipiana. En esta zona es común el
dulce de pepita llamado jamoncillo; su masa blanca, se debe porque la piel se
talla con ceniza para quitarle la parte verde.
En Yucatán se utiliza una variedad de semilla de calabaza
pequeña a las que llaman chichillas. En la ciudad de México se venden mucho en
sus calles y en puestos de botanas, ya sea peladas o con cáscara y saladitas.
Para el Día de Muertos se acostumbra elaborar figurillas
de jamoncillo de pepita de calabaza para adornar las ofrendas. Entre las
figuras sobresalen borreguitos, gallinitas, palomitas, conejitos y frutas.
También se disfrutan en las alegres obleas, aderezadas con miel y pepitas de
calabazas.
Estas ricas semillas se pueden encontrar aproximadamente de
un centímetro de largo, medianas, chiquitas y gorditas.
Es importante consumir esta semilla, es nutritiva y
aporta al organismo una buena cantidad de vitamina A, C y E. Es un poderoso
antioxidante, que ayuda a prevenir el envejecimiento prematuro, así como
algunos padecimientos crónicos degenerativos.
Expertos en la nutrición recomiendan consumirlas frescas
y en época cuando hay más, ya que en ocasiones pueden estar viejas y guardan
insectos. Estudios realizados en la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), dieron como resultado que cuando las semillas ya están viejas, pueden
contaminarse con aflatoxinas, el cancerígeno más potente que produce la
naturaleza, por lo que es recomendable comerlas lo más frescas posible.
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