Brotes de la madre tierra
Brotan de la tierra con sabor a humedad, alimentados por las lluvias del verano, los hongos son un regalo de la sabía naturaleza. En sus esporas destilan un sabor y olor añejo del tiempo de la tierra, el cual dará a los platillos un sabor único e irrepetible.
“Mucho antes del descubrimiento de América, los olmecas
ya conocían el sabor de los hongos y las setas. Se nombraban nanácatl, voz que deriva de nacatl, que
significa carne”, narra Tita Libin en su libro, La Magia de los Hongos y las Setas.
Añade, que los antiguos mexicanos, además de aprovechar
los hongos como alimento, les atribuían poderes religiosos y curativos,
sacerdotes y curanderos los ocupaban para acercarse a las divinidades.
Su deidad era Nacacat-zin,
el señor de los Hongos, uno de los cuatro dioses moradores de Matztitlán, el lugar de la luna, pues
los hongos, que en general brotan durante la noche, pueden haber sido
considerados como hijos de la luna.
Para la cultura maya eran conocidos Kuxum y Xikinche, y al parecer los toltecas fueron los primeros en
acumular un acervo importante de referencias respecto de ellos.
Los hongos han estado íntimamente ligada con las
actividades de los hombres que han acompañado a la humanidad desde tiempos
remotos, sigilosos personajes que ni la humanidad misma se ha dado cuenta. Por
ejemplo los egipcios producían pan y cerveza en cuyos procesos de fermentación
intervenían hongos microscópicos.
En la actualidad los hongos se pueden combinar con una gran
variedad de productos, lo más importante es consumirlos en tiempo de lluvias
para aprovechar un estado óptimo y buen precio.
Es tiempo de lluvias y de los ingredientes que hay que
aprovechar para cocinar y combinar. Algunos de ellos son el cuitlacoche y el
hongo cultivado.
En esta temporada lo que más se adquiere para llevar a la
cocina son los hongos como; la seta silvestre shitake, yema, clavito,
duraznillo, pambazo, trufa, hongos amarillos, canario, cazahuate, dedito,
pambazo, pata de pájaro, oreja de ratón blanco, oreja de puerco, tecomate, de
Santa María azul, mantecoso, mazayel, enchilado, montoncito, codorniz, de
encino escobeta, trompa de puerco, trompetilla, cemita, santiaguero y señorita.
Asados, fritos, horneados en guisos y en bebidas, los
hongos son un ingrediente versátil que ha dado forma de innumerables platillos
para regocijo de quienes gustan del buen comer. En varios puntos del país se
cocinan al vapor con ajo y cebolla, aromatizados con epazote, ya sea que se
preparen caldosas sopas, quesadillas o en salsa verde o roja de diferentes
chiles; estos guisos se utilizan como relleno de tacos, antojitos o para
acompañar alguna carne asada.
Varias especies de hongos destacan en platillos de cocina
internacional, como los piquillos rellenos de requesón y flor de calabaza o algunos
canelones en salsa de hongos duraznillo, capuccino de hongos señorita, crepas
de huitlacoche, codorniz en salsa de hongos silvestres, entre otras
especialidades.
Siempre se deben de comprar frescos, nunca se lavan a
chorro de agua, lo mejor es limpiarlos con un lienzo. Hay que secarlos con un
lienzo para que mantengan su aroma original. El hongo se humedece muy rápido,
es un vegetal que tiende a deshidratarse con facilidad y por tal razón no hay
que dejarlo durante mucho tiempo guardado.
Hongos
flameados al mezcal
1 kilo de hongos silvestres, de las variedades que encuentre
en el mercado, finamente rebanados
2 cucharadas de aceite de olivo
1 diente de ajo finamente picado
1 chile guajillo cortado en tiras finas
2 onzas de mezcal blanco
Sal y pimienta al gusto
Preparación
Freír el ajo y los chiles. Agregar los hongos,
salpimentar y dejar a fuego medio hasta que se consuma todo el líquido. Subir
un poco la flama y añadir el mezcal, dejar flamear. Dejar cocinar por 5 minutos
a fuego bajo.
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